
La Docena Trágica: Audiografía de un disco disparejo
¿Qué les pasó?, ¿Estaban borrachos?
Los Hombres G nacieron en Madrid durante la llamada “Movida madrileña”, pero siempre representando su faceta más “light”, más simplona y melódica. Tras el destape y la muerte del dictador Franco, cualquier chico “pijo” haciendo rock and roll era considerado un irreverente, así que su fulgurante éxito local los catapultó hacia México y el resto de América latina.
A pesar de las críticas y detractores, el resto ¡es historia!. No se puede entender al fenómeno del “rock en tu idioma” sin la existencia de “Devuélveme a mi chica” y la reacción de la censura a un vacuo: “Sufre mamón”. Ese corillo juvenil obligó a la radio a flexibilizar sus esquemas. Había dos clases de estaciones: las que tocaban la rola y la que repudiaban tal exabrupto.
El cuarteto dirigido por David Summers, hijo de un cineasta de tinte comercial, se convirtió en asunto de masas. ¿Qué pedía entonces el gran público?, pues algo intermedio entre el pop y el rock, letras sencillas y mucha temática amorosa (algo similar a Maná, pero sin fusión latina y pretensiones ecologistas).
En aquellos primeros ochenta y debido a su enorme potencial comercial, son fichados por Disco Radiactivos Organizados, insigne sello de la “Movida” y propiedad del grupo El Aviador DRO, una especie de Devo hispánico. La compañía independiente vendió su catálogo a Warner, y la historia nos remonta a un asunto exponencial de ventas.
A la postre, veinte años más tarde la nostalgia pide realizar un disco tributo que ve la luz con dos títulos y variantes diferentes: “Voy a pasármelo bien”, en su versión española, y “¿Qué te pasa, estás borracho?”, para Latinoamérica.
Gente como Volován, Celso Piña, Alex Ubago y Mikel Erentxun repiten en ambos continentes, pero las diferencias de elenco son considerables. Hubiera sido recomendable incluir el trabajo de La Cabra Mecánica (“Venecia”), Seguridad Social (“Devuélveme a mi chica”), Los Secretos (“Un par de palabras”) y Mojinos Escozíos (“Dejad que las niñas se acerquen a mi”) en la edición latina. A ello se suma el enigma en torno a lo ocurrido con las grabaciones de Inspector (“Suéltate el pelo”) y Fito Páez (“El ataque de las chicas cocodrilo”) que no se incluyeron en ninguna de las versiones, y el cambio final de Volumen Cero de “Si no te tengo a ti” a “Será esta noche”.
Volován • “Te Quiero”
El estilo power pop edulcorado de los regios entró en perfecta sincronía con el rollo nerd de los homenajeados. Hay grandes dosis de ingenuidad, candidez e ilusiones en tonos rosa. Indie pop para enamorados ultracursis que no saben qué decir. La parte musical es energética, de guitarras melódicas y estructuras sencillas. Cápsulas de ternura colegial.
Celso Piña • “¿Qué Te he Hecho Yo?
Todo un hallazgo. El rebelde del acordeón se olvida del rock de 4 tiempos para llevar un tema compuesto por españoles a los terrenos de la cumbia. La guacharaca lleva la pauta rítmica en un tema de media velocidad que hace olvidar por completo a la original. Aquí hay creatividad y frescura, ojalá y los otros participantes se hubieran contagiado del entusiasmo del creador de “Cumbia sobre el río”.
Liquits • “Marta Tiene un Marcapasos”
No bastó con su onda desfachatada y el incrementar la carga de bublegum y lollipop para salir adelante. Los Liquits se han quedado cortos, obtuvieron una “oldie” medio low-fi con un coro de iglesia al cierre que apenas cumple. Tienen talento de sobra para más.
Bacilos • “Devuélveme A Mi Chica”
Eligieron el tema más popular y por ello el más difícil de versionar. Es digno de elogio el que hayan superado el reto. La rola cobró nueva vida, un aliento renovado y sobre todo se agradece el tratamiento vocal, donde no está la voz nasal y catarrienta de David Summers. Contiene una gozosa guitarra acústica en medio de un arreglo afroantillano de bullanguera percusión. Hacia el final, aparecen unos samplers de la fuente original junto a unos rapeos que evidencian una atinada producción. Posee un gran potencial como single; de lo mejor de este disco.
Alex Ubago “Temblando”
De plano, una reverenda porquería. El tipo más meloso de España hizo una versión para lobby de Hotel calcada de la original. Apenas hay un pianito y una guitarra tímida que se apartan de lo ya conocido. Apta para intentar seducir a la más mojigata de la clase y tratar de evitar que se meta de monja. Una balada para jamás volverla a recordar.
Moenia • “Huellas en La Bajamar”
Este trío de techno suave y comercial deja en claro que van aprendiendo a componer buenos temas en el aspecto musical. Ahora andan en el rollo del electroclash y esa reverencia a los grupos de los tempranos años 80 como Soft Cell, The Human League y OMD. El problema radica en lograr que la línea melódica cuadre. El cantante parece que va por un lado y la música por otro. Tal parece que la manera de entonarla de los G, no deja libre al vocalista. La estructura convencional parece que le dio demasiados tirones. Siempre será mejor enterrar el referente primario.
Genitállica “Visite Nuestro Bar”
Los exitosísimos rapcoreros procedentes de Monterrey parece que calcan sus canciones. Todas se parecen entre sí. Baterías que ponchan, guitarras ruidosas y algo de fusión. Humor pretenciosamente guarro y, al fi nal, un resultado hueco. Siempre han parecido una mala copia de Molotov. Son unos eternos adolescentes sedientos de desmadre, cerveza y mujeres desnudas.
Mikel Erentxun • “Te Necesito”
Ya lo dice el refrán: “más sabe el Diablo…”, el ex-comandante de Duncan Dhu salpica con sus pinceladas de inspiración y suficiencia al mundo superfluo de los tipo G. Un tema lentón y acariciante, manipulado con maestría en el estudio. Un episodio de poética urbana al que hace sonar como un tema de otro tributo, el Aute, mira que eres canalla, y eso ya es mucho decir.
Resorte “Ésta Es Tu Vida”
Este es el mejor ejemplo de lo que se le pide a un tributo, que las canciones transgredan lo esperado, lo establecido y lo esperado. El comando del rinoceronte se reencuentra consigo mismo y luce todo su potencial. Combina furia con pasajes introspectivos. Demuestran que eso de los “covers” se les da bien, transforman radicalmente el material, además que se trata de una de las piezas menos conocidas. En este momento, su sonido abreva de Queens of the Stone Age y System of a down, pero no se trata de copia sino de una marcada influencia. Una estupenda rola que se quedará atrapada en un álbum menor.
Moderatto • “Suéltate El Pelo”
Los reyes de glam metal y el look afeminado se abocan a lo suyo: a dar rienda suelta al gran circo del rock and roll. Basan su show fársico en un gran dominio instrumental. No en vano incluyen un extracto de Kiss que va como anillo al dedo. Pura fiesta, Baby.
Volumen Cero “Será Esta Noche”
Su campaña por conquistar tierras mexicanas incluyó participar en este homenaje y no lo hacen mal, pero tampoco lucen. Cuando menos, la calidad ejecutiva es aceptable, aunque quizá la elección del tema no fue la mejor. Aun así, manejan muy pulcramente las voces en una rolita discreta y que nos hace recordar que alguna vez tuvimos 16 años.
Antonio Vega • “La Carretera”
El hermano de Nacho-Pop-Vega aporta la escasa seriedad del álbum y hasta nos hace creer por momentos que David Summers es un poeta lírico respetable. He aquí una balada blueseada acerca de la vida del rockstar, que nos remite a lo mejor de Alejandro Lerner. No cabe duda, todos tenemos momentos de buena fortuna, evocando al “sufre mamón”, les hace un homenaje quizá hasta inmerecido, parecería que se refi ere a una banda de a de veras y no a una pan-dilla de fresas irredimidos con espíritu de rockeros.
Epílogo en Venezia
El elenco se completa con La Tremenda Korte y su “Lawrence de Arabia”, “El ataque de las chicas cocodrilo”, según Pito Pérez, los sucesos ocurridos en “Mi coche” contados por la División minúscula y un “loungesco” y tropical arreglo de “Venezia” a cargo de los tapatíos de Plástiko.