Con la cancelación de la gira de “Freak Show”, parece que la segunda etapa de la carrera de Enrique Bunbury ha llegado a su fin. La noticia, totalmente intempestiva, ha dejado a sus fans con más sed que nunca, justo cuando estaba por realizar una ambiciosa gira americana. Pero, el de Zaragoza ya había anticipado que quería poner punto y aparte para sumergirse en aguas más oscuras y profundas. “No volveré a Héroes pero quiero ir a otro lado, aún no sé, pero ya terminó con ésto”, puntualiza el cantante. Aún no se sabe el rumbo que tomará Bunbury, ni si habrá un después para el ex-Héroe que por ahora mantiene el silencio… a no ser por una corta misiva en su página de Internet.
Adiós sin adiós
Las últimas informaciones de prensa sólo han servido para confirmar lo que muchos temían, Bunbury está cansado y sobre todo anímicamente. Y no sólo ha cancelado su gira, sino que los dos últimos conciertos de despedida tuvieron un final inesperado. Según Edu Salas del sitio los40.com que se edita en España, Bunbury habría interpretado sólo 5 canciones completas en Zuera (Zaragoza), dejando la sexta (“Sácame de Aquí”) a la mitad y abandonando el escenario sin dar explicaciones. Por supuesto, los fans reaccionaron lanzando objetos al escenario, pero Bunbury nunca regresó. El último concierto pautado en Cambrils fue totalmente cancelado, así que no hubo un adiós.
Aún no se conoce el origen cierto de la actitud del cantautor, quien dejó a sus fans esperándolo en medio de una ambiciosa gira y disolvió su banda “el Huracán Ambulante”, justo cuando le concedían una nominación al Grammy Latino como “Mejor Album Rock Vocal” por “El Viaje a Ninguna Parte” y no dejaba de recibir elogios por sus últimas producciones. Con ello, Bunbury pone una pausa a su carrera como solista, después de dar por terminada su participación en Héroes del Silencio, la banda que lo dió a conocer.
Esta etapa se inició con “Radical Sonora” un álbum exploratorio, cargado de electrónica de matices oscuros e intimistas que editó en 1997 y que muchos consideraron sería el último. Regresó con “Pequeño” en 1999, donde se reencontró con sus fans y recibió aplausos de la crítica. En esa veta, más orgánica, produjo Flamingos (2002) y El viaje a Ninguna Parte (2004), así como dos álbumes en vivo “Pequeño Cabaret Ambulante” (2000) y “Freak Show” (2005). Convencido por el apetito de sus fans, editó un DVD en directo, titulado “Una Cita en Flamingos” en el año 2003.
Después de “Pequeño” logró conformar un ensamble de músicos de diversos orígenes con los cuales viajó primero como “El Pequeño Cabaret Ambulante” y más recientemente como “El Huracán Ambulante”. Su estilo dramático lo llevó a más de 500 conciertos en una veintena de países, incluyendo actuaciones en el Summerstage de Nueva York, noches a casa llena en el Auditorio Nacional de México ante 20.000 personas en cada velada, así como en el mítico Estadio Obras Sanitarias de Buenos Aires. Este último verano se presentó en el Pabellón de España de la Expo Universal de Aichi en Japón y casi al mismo tiempo que anunciaba la desbandada era Nominado a los Grammy Latinos 2005 al “Mejor Album Rock Vocal”.
El rock como deporte
En una reciente visita a México, Bunbury confesó que ama el rock en toda su expresión, pero también un deporte denostado y con mala cara como el boxeo. “Siempre he dicho que el boxeo y el rock and roll son lo mismo. Ambos los hacen personas humildes que vienen desde abajo y luchan por salir adelante, unos con los golpes y los otros con las letras”, comenta Bunbury.
Es por ello que para su gira “Freak Show”, Bunbury montó toda una parafernalia para que el espectador se adentrase en el mundo de su música y de su deporte favorito, y de esta manera rendir tributo al boxeo. El artista de Zaragoza confiesa que él se mantiene en el mundo de la música por su afán de eterna búsqueda, que tal vez, como el título de su disco lo dice, no es más que “un viaje a ninguna parte” en el que no se disfruta de llegar sino en el proceso de hacer el camino, el recorrido, la esencia del viaje.
“Y mi máximo deseo es componer una gran canción, una canción que le llegue a todos, que le guste a todos, que sea mi gran canción, como lo ha hecho José Alfredo Jiménez (1926-1973), Los Beatles, Bob Dylan”, confiesa. Señala que a la música no hay que acercarse con demasiado respeto, pero sí con una extraordinaria pasión y emoción que permita al compositor o artista compartir la comunión por el rock.
Vocación irrefrenable
“El rock tiene que ser vocación, no profesión, no puede ser una carrera como la de un político, no, tiene que salir de lo más profundo del alma”, expresa Bunbury, ex-integrante de la banda Héroes del Silencio.
“Ojalá y las nuevas generaciones tengan en cuenta que se está aquí por pasión y no por el triunfo”, apunta el intérprete de temas como “Lady Blue”. Bunbury destaca que aunque hay programas de televisión muy populares, los “reality shows”, de los que algunos participantes salen envueltos en la fama, puede haber público para estos nuevos valores y para otros artistas de más largo recorrido.
“Y no voy a criticar lo que hacen, pero ese es un mundo muy estético, gusta más de la superfi cialidad. Nosotros somos compositores y eso es parte fundamental de nuestro trabajo, pues nos gusta transmitir ideas, transmitir sentimientos”, asegura.
Sobre su tercera pasión, la poesía, Bunbury no habla mucho, pero prueba de la devoción que siente por ella es el disco con treinta poemas de Leopoldo María Panero que fueron musicalizados y recitados por varios artistas, también por Enrique Bunbury.
“Leopoldo, abismo hondo. María de ira aprendida, palabra escrita y papel por deshabitar. Panero, vaquero escudero de la belleza como torpeza, y como locura, clarividencia”, así la ha definido el artista.
Aunque el artista no se considera poeta sabe que tiene mucho de ello en la sangre. Prueba de ello es que ahora necesita un momento de descanso, anclar sus arcas de inspiración para regresar con un mejor cargamento musical a la escena del “show business”.
¿Vendrá “Judas”?
Tras su gira por México con “Freak Show”, prevista para septiembre, Bunbury se tomará un descanso para preparar su próximo álbum, “Judas”, que tal vez salga al mercado en el 2007 con una propuesta totalmente diferente a lo que ha ofrecido hasta el momento. Es por ello que ha decidido que tras ella comenzará a escribir otra historia, tal y como lo hizo hace nueve años, cuando terminó su andadura con Héroes del Silencio.
“Cuando terminé con los Héroes comencé con un ciclo que quiero terminar ahora, con este disco. Quiero hacer canciones más profundas, más oscuras, con mucha influencia negra y aunque no sé si mi nuevo disco saldrá para el 2007, quiero que sea un disco muy negro”, agrega el español. Recuerda que cuando comenzó en solitario rechazaba el interés de quienes seguían viéndole como parte de la recién disuelta banda. “Lo que yo quería era olvidarme de Héroes. Lo pedía a gritos. Decía, `por favor déjenme hacer otras cosas, déjenme´. Tal vez les guste o no, pero déjenme demostrar que puedo hacer otras cosas”, menciona el cantante.
Ahora confirma que sigue en esa búsqueda de algo distinto: “no volveré a Héroes pero quiero ir a otro lado, aún no sé, pero ya termino con esto”, puntualiza el cantante.
Largo recorrido
Enrique Bunbury, de 36 años, saltó a la escena musical del rock en español en 1980, cuando se unió al grupo “Apocalipsis”. En 1984 decidió proseguir en otros grupos, como “Proceso Entrópico”, “La Censura de los Cuentos” y “Tres Años de Pena” que abandonó más tarde para sumarse en 1987 a “Héroes del Silencio” junto a Juan Valdivia, una banda que gozó de gran éxito durante casi una década y que se disolvió en 1996.