Cincuenta años avalan a la guitarra eléctrica por excelencia: la Fender Stratocaster. Uno de los íconos de la cultura americana cumple aniversario tras pasar por las manos de músicos legendarios como Jimi Hendrix, Eric Clapton, Lou Reed o The Rolling Stones. México, Japón, Francia, Alemania o Corea cuentan con factoria propia.
Cuando se habla de artista musical muy pocos reflexionan acerca de los ”luthiers” o creadores de instrumentos. Gracias a ellos, diversidad de intérpretes y compositores han conseguido plasmar sus emociones más íntimas o universales con la intensidad y concreción que una guitarra, un piano o una trompeta -por citar algunos- han hecho.
La norteamericana Fender es una marca prestigiosa en este sentido y, después de décadas de influencia, celebra el cincuenta aniversario de su mítica guitarra eléctrica “Stratocaster”. Los impulsores de la electricidad en las cuerdas y la amplificación, sustituyeron la acústica clásica de aquellos aparatos que ilustraran el blues, folk y jazz de principios de siglo.
Sólo Para Intrépidos
Si bien es cierto que, ya algunos de los compositores más intrépidos del jazz estadounidense experimentaban con las distorsiones del sonido modificando sus instrumentos, los volúmenes altos siempre generaban reverberaciones no deseadas que perjudicaban la escucha de cualquier pieza.
Por ello y en la siguiente década, el inventor californiano Leo Fender pondría sus modelos “customizados” al servicio del comprador en su tienda de radios. El truco de la idea estaría en mejorar las prestaciones con ayuda del amplificador como uno de los instrumentos más importantes. El avance de las tecnologías de las que era conocedor- le reportarían la posibilidad de diseñar en 1951, el modelo de guitarra Broadcaster, que más tarde pasaría a ser la mítica Telecaster.
A la Telecaster, de inspiración española, le acompañaría poco después el bajo (con el nombre de Precisión) y finalmente, la mencionada Stratocaster en 1954. Sin embargo, la débil salud de Fender provocaría que la marca pasara a manos del gigante corporativo CBS.
Este hecho dificultaría el entendimiento entre intérpretes y productores de instrumentos a pesar de renovar los distintos modelos de guitarra que circulaban bajo su auspicio.
Antes de que el sello inconfundible de los músicos electrizados se convirtiera en uno de los íconos americanos y en la guitarra más famosa de todos los tiempos, el objeto estrella fue pasando de unas manos a otras hasta convertirse en lo que es en la actualidad.
Con sólo la patente y un grupo de empleados leales, William Schultz se independizó en 1985 de CBS. Acto ineludible para entender la evolución de esta tarea que encuentra en México, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Japón, Bélgica, Corea o China, un campo de operaciones internacional a partir de la década de los noventa.
Sabiendo que el intercambio de experiencia entre intérpretes y ”luthiers” es fundamental en el desarrollo de los diseños musicales, el aperturismo entre ambas profesiones genera una riqueza de conceptos que se trasladaría a la puesta en escena.
Un Símbolo Sexual
La exposición ”Go Johnny Go! La guitarra eléctrica – Arte & mito”, que se celebró en la Kunsthalle de Viena, mostraba cerca de 150 guitarras en su estrecha relación con las artes aplicadas.
“Desde que Elvis apareciera en televisión y se exhibiera con su guitarra, este instrumento se ha convertido en un símbolo global de la cultura juvenil, de intervención estética y social, y en una metáfora de protesta y rebeldía”, añadía entonces uno de los responsables de la muestra.
“También nos pareció importante reflejar el uso que se hizo de la guitarra como instrumento que exalta la masculinidad del artista y, en contraposición, el papel de la mujer en la historia de la guitarra”, señalaba el mismo. Cerca de 150 modelos clásicos de este instrumento ofrecían una panorámica de la historia del diseño de la guitarra eléctrica, desde la emblemática Fender Stratocaster hasta un ejemplar excéntrico y único, que fue fabricado para Prince a partir de sus propios bocetos.
También en el mítico club londinense Marquee se podían ver trozos rotos de ese instrumento de Jimi Hendrix. La exposición permitía ver una de las joyas de la colección, la guitarra Fender Stratocaster blanca de1965 con huellas del desgaste creado por los anillos del músico y de la quemadura de un cigarrillo.
La Guitarra Llameante
Se había lanzado a subasta la famosa guitarra “llameante” de Jimi Hendrix por 534.750 dólares (545.100 euros), sin embargo y contra toda expectativa, el instrumento, que Hendrix quemó ”por amor” sobre el escenario de la londinense Sala Astoria en 1968 -y, un año más tarde, en el Festival de Rock de Miami (EEUU)- no alcanzó el citado precio de salida, y lo máximo que se llegó a ofrecer fueron 465,000 dólares (474.000 euros).
La guitarra a la que Hendrix prendió fuego fue recuperada tras el concierto de Miami por otro gran músico, Frank Zappa, quien la restauró y la utilizó para grabar, en 1976, su álbum “Zoot Allures”.
El hijo de Zappa la encontró, años más tarde, en el estudio de su padre, descuidada y en mal estado, y la reconstruyó. El instrumento, sin embargo, todavía conservaba las marcas de las llamas.
Jimi Hendrix, The Who, The Rolling Stones, Bruce Springsteen, Lou Reed, John Frusciante (Red Hot Chili Peppers), The Edge (U2), Sepultura,The Faces o Shakira son algunos de sus admiradores.
En la actualidad, hay modelos firmados por autores de latalla de Ritchie Blackmore (Deep Purple), Rory Gallagher, Robin Trower, Dick Dale, Robert Cray, Eric Clapton, Jeff Beck, Buddy Guy, Yngwie Malmsteen, Mark Knopfler, Stevie Ray Vaughan, Merle Haggard o Muddy Waters. Sus precios oscilan entre los cuatrocientos y siete mil dólares.
Jimi Hendrix inició la curiosa afición de destruir la popular guitarra en escena en arrebatos de furia y pasión creativa. Desde entonces, este gesto ha sido imitado innumerables veces aunque más de uno prefiere preservarlas para venderlas a continuación, caso de Eric Clapton.
Además y para celebrar este curioso aniversario, se dispone ya de la guitarra que lo conmemora por un precio de 5.400 dólares. Aunque The Beatles siempre prefirieron los encantos de la marca Rickenbacker.
