Lleno de esa lírica maldita y de un estilo que es en realidad música folk cubierta de distorsiones y electricidad, Nacho Vegas nos presenta un disco en el que se dedica a coquetear con la depresión, la desesperanza y cosas por el estilo, eso si de una manera majestuosa.
En “Noches Árticas”, la canción que abre esta obra (que consta de dos discos) se nos revela la majestuosa obscuridad que permea el resto de las canciones y de repente descubrimos también una voz que nos es muy familiar, se trata de J, cantante de Los Planetas, quien se encarga de ayudar a llevar esta canción por ese rumbo de la psicodelia-folk que nunca abandona a las 20 canciones que forman este intenso trabajo musical.
Quizás sin el portento de la voz de Bunbury pero con un nivel similar de dramatismo y letras más perturbadoras —pero con una voz más que dulce— Nacho Vegas arropa a sus canciones de pianos inmensos, distorsiones inesperadas y hasta influencias celtas (como en el tema “Stanislavsky”). Más dulce que Corcovado, pero igualmente incisivo y lastimante, Vegas invita a Thalia Zedek para que haga sonar el clarinete en “Gang-bang” y a Beatriz, de Nosoträsh para que ayude con la voz en la canción “La plaza de La Soledá”. Pero, es la canción “En la sed mortal” (un tema que ya era conocido desde la salida del EP “Miedo al zumbido de los mosquitos”) la que segu-ramente le asegurará la posteridad a Vegas, tras haber escrito un himno en donde en nombre de la humanidad, pide perdón por haber convertido a este mundo en una porquería. Lo encuentras a través del website de su disquera:
www.limbostarr.com/nachovegas.html
Te gustará: Si eres fan de Javier Corcovado, Lou Reed, Robert Cohen o Joaquín Sabina.
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