Por lo menos hay que darles puntos por poner al principio todos los comentarios de sus detractores, quienes los califican de nacos, ridículos, cumbiamberos, chaqueteros, basura, monótonos, comerciales, mierda, y en fin, música fácil para gente fácil.
Pero, en realidad ¿Qué hay en el tercer disco de los guapachosos regiomontanos? Aunque la producción parece mostrar una debilidad más intensa por el dub y el reguetón, también aparecen temas donde conviven armoniosamente (a veces) el acordeón, los versos estilo ragga-muffin y figuras clásicas de música surf, como en “Super Riddim Internacional”.
También exploran su parte funky en “Recordar es Vivir”, y otras veces a los regios les da por rescatar la vena morisca, como en “El Espejo”, con una cumbia que igual contiene fraseos estilo medio-oriente, o una guitarra que comienza evocando al Taj Mahal y termina recordando a un bar gringo.
En temas como “Sound System”, e “Ingratos”, se dan cita los loops electrónicos que recuerdan a lo que hizo Toy cuando trabajó la música de Celso Piña.
De repente, aparece un ska de corte medio clásico (Songbomb, Ayer), y de repente aparece un huapango norteño sin fusión de ningún tipo (El venadito). Hay unas baladas completamente desabridas (Sueño), que si no fuera por números menos pretenciosos pero más efectivos como “Sabes”, nos haría pensar que también han descuidado su parte cursi.
Hay fusiones que se notan un poco más extremas, como el caso de Huapanator, donde un típico huapango norteño se ve invadido de un azote musical con sabor metálico justo a la mitad del tema, o el punk vallenato que intentan en “Ya” y algunas canciones se escuchan como nuevas versiones de fórmulas anteriores. Así que lo más acertado del disco es haber hecho el sándwich de comentarios buenos y malos, porque eso es lo que es este disco, uno más que sufre la maldición del tercer álbum y que no ha podido superar la sombra de sus trabajos anteriores. Lo consigues en todos lados.
Te gustará: Si estás buscando un disco para que la gente baile en las fiestas, si te han gustado los últimos dos discos de Celso Piña y no le haces gestos de desagrado a las fusiones extremas.
