Muy peligroso para aquellos que son fácilmente deprimibles y para aquellos con tendencias suicidas, el nuevo disco de Ana Moura arroja luz sobre la delicia que significa el estilo de música tradicional portuguesa conocido como “fado”, construido de lánguidas voces, guitarras acústicas, cuerdas de nylon y mucha, mucha tristeza. En “Guarda-me a vida na mâo”, el terciopelo de la voz de Moura se convierte en la daga más filos aque puede encontrar uno en un día gris. En parte, ésto tiene que ver con que el estilo que uno encuentra en la mayoría de estos fados, así que como es de esperarse, este disco es de corte lánguido con tintes de tragedia, y en este aspecto el género se parece mucho a la canción ranchera mexicana, ya que aunque en ocasiones el canto es mas bien de corte bravío, todo está impregnado de una tristeza gigante.
Claro que hay respiros para toda tristeza y temas como “Vou dar de beber à dor” (“Le ofreceré un trago al dolor”) en donde Ana nos muestra que al igual que lo hacemos en Latinoamérica, los portugueses también son capaces de burlarse del dolor y hasta bailar con él. Las guitarras de Mario Pacheco y Jorge Fernando complementan de manera perfecta el cuadro musical que matiza la voz de Moura, que en ocasiones nos recuerda la voz de la española Rosana, a quien después de escuchar este disco ya notamos de dónde toma prestados elementos de inspiración. “Guarda mi vida en tu mano” podría ser un título irónico para lo que puede provocar en uno este disco, pero seguramente es uno de los mejores soundtracks de la melancolía de días nublados, además que nos muestra las otras raíces que se han colado tanto en nuestros boleros, como en la música brasileña. Lo encuentras en todos lados.
Te gustará: Si te agradan los boleros suicidas, las rancheras de arsénico o la música de artistas como Rosana, pero con más drama.