“Aún me inspira el desamor”

By Pablo Scarpellini. Los AngelesJune 23, 2016AB's Top Music News, Music
Red Hot Chili Peppers
By Pablo Scarpellini. Los Angeles | June 23, 2016

El punk rock de Red Hot Chili Peppers ha vuelto cinco años después con “The Getaway”, uno de los discos más personales de Anthony Kiedis

Con la muerte de Prince aún coleando, muchos pensaron que el patatús que le dio a Anthony Kiedis pocos minutos antes de actuar en Los Angeles era otra noticia atronadora para el mundo de la música. Pero basta con verle pasear por la cocina de una mansión alquilada de Malibú, buscando algo de beber, para darse cuenta de que está muy entero, que los Red Hot Chili Peppers aún tienen cuerda para rato.

Kiedis prefiere no hablar del incidente para no darle más importancia de la que tuvo, un dolor severo de estómago que le obligó a pasar unas horas en el hospital y un par de días reposando. Eso es todo. El resto son ganas de vivir, de hablar de lo que les ha llevado hasta su undécimo álbum de estudio, “The Getaway”, del nuevo esfuerzo colectivo que les ha ayudado a superar a U2 en la lista de los Billboards con mayor número de singles alternativos en el ‘top ten’.

“Venga Bono, a escribir otro puto éxito rapidito”, apunta con sorna Chad Smith, el legendario batería de la banda, que también anda por la casa departiendo con colegas y periodistas. El buen rollo se percibe entre ellos.

“Supongo que esa es la clave de que un grupo como Red Hot Chili Peppers lleve tanto tiempo actuando”, analiza Kiedis. “Hemos sabido sobreponernos a nuestros enfrentamientos, resolver conflictos hablando, a pesar de que todos somos egocéntricos y al mismo tiempo amorosos, gilipollas pero dispuestos a admitirlo”.

También han sabido reinventarse, esa palabra tan manida en la escena musical. En realidad los críticos, que han acogido el disco de forma positiva pero sin excesivo entusiasmo, hablan de evolución pero también de sonidos reconocibles. Nate Chinen, del The New York Times, indicó que el disco “no suena exactamente como el clásico y antiguo Chili Peppers, pero podrían sonar justo como los recordabas”.

Para Kiedis, la idea era “arriesgar, estar incómodos, tirar los dados sobre la mesa y hacer un cambio”. Por eso recurrieron a Danger Mouse, dejando atrás 25 años de relación —seis discos en total— con Rick Rubin, su productor de cabecera. “Rick es uno de mis mejores amigos, pero siempre hemos hablado de experimentar y ahora era el momento”, explica Kiedis.

Ahora dice estar más que satisfecho. “Durante el proceso, Danger nunca tuvo miedo de decirnos que algo no estaba bien, incluso rechazando temas que a nosotros nos gustaban. Hay que tener personalidad para decirle a un grupo que llevaba 32 años que no a una canción”.

Y más teniendo en cuenta que la mayoría son ejercicios de reflexión emocional del cantante de la banda, un hombre que a sus 53 años aún sigue experimentando crisis sentimentales poderosas. Lo confirma al referirse a una de sus canciones, “Goodbye Angels”, un tema “sobre relaciones pasadas” que surgió en medio de un viaje en moto por las calles de Los Angeles. “Me tuve que parar y sacar la grabadora”, recuerda. “Al día siguiente me di cuenta de que teníamos una canción”.

Kiedis siente que le llega “mucha inspiración del desamor. Romper con una chica con la que he estado durante dos años me hace sentir vivo. Cuando tienes una experiencia cercana a la muerte, al día siguiente te sientes más vivo. Y esa relación fue como algo cercano a la muerte que hizo despertar mis sentidos”.

Hoy se describe a sí mismo como un tipo feliz, sin mención alguna a su pasado cargado de drogas o las múltiples relaciones sentimentales que no terminaron de cuajar. “Me siento muy afortunado. Amo mi vida, tengo un hijo de ocho años y esa es mi vida. Tengo un océano delante de mi casa y voy a surfear cada vez que puedo con él. Tengo mis amigos con los que he estado toda mi vida, nuevos amigos con los que vamos a causar problemas juntos. La mayoría son surferos”.

Poco o nada que ver con la imagen de rockero atormentado que muchos le han atribuido a lo largo de los años y su montaña de éxitos. En realidad parece una constante del resto de los miembros de la banda. Flee, que se ha pasado la mañana departiendo con la prensa de medio mundo, está ahora en el jardín contemplando el Pacífico con su perro, tranquilo, y Smith, un cachondo de primera, rehuye el concepto de estrella del rock.

“De hecho, ahora soy más famoso por parecerme a Will Ferrell que por la banda”, dice con sarcasmo. No deja de ser cierto en realidad su asombroso parecido con el actor californiano, con quien ya tuvo un duelo de batería en el programa de Jimmy Fallon. Ese vídeo en YouTube tiene 37 millones de visitas.

Por lo demás, asegura que es un tipo sencillo al que le gustan los coches —tiene un bólido de impresión aparcado en la puerta de la mansión alquilada—, criado en Detroit y con tantos conciertos a sus espaldas que ya perdido la cuenta. “Quizá más de 2.000, 3.000, no lo sé”.

Se confiesa agradecido de que a Kiedis no le pasara nada después de las muertes de Prince, David Bowie y Lemmy, el líder de “Motorhead”, y asegura que los Chili Peppers seguirán en el negocio mientras mantengan viva la pasión. “Mi pasión por la música y por ser creativo no han menguado en absoluto. Adoro tocar, es lo único en lo que realmente soy bueno”.

El líder del grupo, por su parte, también asegura que disfruta mucho tocando. “Estuvimos hace poco en Nueva Orleans y fue una auténtica gozada. Alucinábamos”, con el añadido de lo que apunta Smith, de “las ridículas cantidades de dinero que nos pagan por cada concierto”.

En eso, dicen, también está la clave de su longevidad. “Siempre hemos repartido el botín de forma equitativa, a partes iguales”.

En cuanto a las ambiciones a futuro, Kiedis afirma que quiere “aprender nuevas cosas y ayudar a mis fans más jóvenes a vislumbrar las cosas que lleguen por el camino. Aún me siento libre componiendo, porque cuando tengo presión no fluye. Quiero seguir siendo ser honesto conmigo mismo”.

@pscarpe