Adiós a Patrick Swayze, el bailarín seductor de toda una generación

By Pablo ScarpelliniSeptember 16, 2009Otro Rollo

Patrick SwayzeEl actor texano fallece en Los Angeles después de 20 meses de lucha contra el cáncer de páncreas. “Dirty Dancing” y Ghost” le consagraron
 
Dio la cara tantas veces como hizo falta en la televisión estadounidense para anunciar que lucharía sin descanso, como una especie de superstición para ahuyentar la enfermedad, aunque al final el cáncer ha podido con él a los 57 años. Patrick Swayze, el actor que conquistó a millones de jovencitas con sus movimientos de cadera en “Dirty Dancing”, falleció el pasado lunes en Los Angeles rodeado de familiares y amigos, después de 20 meses de una lenta agonía.
 

Swayze quería aguantar hasta que encontrasen un remedio contra el cáncer de páncreas que hizo público en marzo de 2008, después de que los médicos sólo le dieran unas semanas de vida. Visiblemente demacrado y devastado por la noticia, confesó en el programa de la periodista Barbara Walters que quería seguir adelante y de hecho lo hizo, trabajando en la serie “The Beast” pese a su enfermedad y renunciando a consumir pastillas para el dolor cuando todos le daban por muerto.
 
Decía que los fármacos le restaban credibilidad a su actuación y se mantuvo firme a su tesón, logrando un notorio éxito de público durante los 13 capítulos de la serie con 1.3 millones de espectadores. Después, ya no pudo seguir y anunció que canceleban la serie para su segunda temporada.
 
Fue el cierre tranquilo a un carrera notoria en Hollywood, que se fijó en él tras reventar en taquilla en 1987 con su papel de instructor de baile en un balneario de verano al norte de Nueva York. “Dirty Dancing” catapultó a un joven y desconocido actor texano que hasta ese entonces había hecho algún que otro papelito en series como “North and South”, sin llamar mucho la atención. Enamoró a Jennifer Grey y a medio mundo con su caracter de tipo duro pero con ritmo, tierno e inmaduro.
 
Después llegó el segundo golpe de gracia junto a Demi Moore en “Ghost” (1990), otro gran éxito internacional que le consagró en todas las listas de la industria, desde las de los actores más cotizados hasta las de los más sexys del planeta.
 
Pese a todo, Swayze nunca logró sacudirse de encima la etiqueta de actor mediocre más valorado por su apariencia física que por su talento interpretativo, sacudido por la crítica de forma constante a pesar de tener tirón de público.
 
Hijo de un ingeniero y de una coreógrafa e instructora de baile, Swayze creció en el seno de una familia de clase media, a menudo objeto de burlas por su interés por el baile.
 
No sabía que años después esa sería su verdera rampa de lanzamiento hacia el estrellato, dándole la opción de meter la cabeza en cintas de poco nombre como “The Outsiders” de Francis Ford Coppola, junto a otros guaperas de su generación como Tom Cruise, Rob Lowe, Matt Dillon o Emilio Estevez.
 
Antes había debutado en la gran pantalla con “Skatetown, USA” en 1979, para después continuar con su trabajo en series de televisión y trabajar en  “Red Dawn” (1984) de John Millius.
 
Después de “Dirty Dancing” y de “Ghost”, aprovechó su crédito para navegar por cintas de menos lustre como “To Wong Foo, Thanks for Everything” o “City of Joy”, aunque le ayudasen a completar sus tres nominaciones a los Globos de Oro.
 
Nunca ganó un Oscar ni fue pretendido por los grandes directores de Hollywood, pero su carisma es indudable y por eso miles han seguido con atención la evolución de su enfermedad. Con un cierto paralelismo a la lucha del intérprete de Superman, Christopher Reeve, en silla de ruedas tras un accidente ecuestre, Swayze le plantó batalla al cáncer con la esperanza de derrotar la estadística y la lógica. No ha podido ser, aunque constará en acta el esfuerzo.