Llena de música y perfecta para despertarnos la nostalgia, la alegría y todas esas emociones que se explotan de manera perfecta durante estas temporadas navideñas. El director Emir Kusturica, tuvo a bien realizar una versión más corta de lo que fuera una película de 300 minutos de duración, pero que a pesar de los recortes sufridos, no ha perdido en cuanto a substancia. La historia es una toma surreal de 50 años de un pueblo que ya no existe: Yugoslavia, comenzando en 1941. "Underground" nos cuenta la historia de Marko (Miki Manojlovic) y Blacky (Lazar Ristovski), dos amigos que mientras ejercen la parranda y el activismo en el partido comunista (¿es esa palabra tabú todavía?), viven la invasión de la Alemania nazi, por lo que sus actividades se centran en actos de resistencia y el tráfico de distintos tipos.
Pero, además de compartir estas actividades, también comparten los afectos de Natalja, actriz protegida por los nazis y razón por la que Marko se las ingenia para encerrar a Blacky y al resto de sus camaradas en un sótano de Belgrado, mientras los utiliza para fabricar armas para la causa, explotándolos por décadas de este modo y ocultándoles el mismo fin de la guerra, mientras vive una vida de lujos y comodidades (junto a Natalja). Sin embargo, no hay plazo que no se cumpla y el día que salen a la superficie, los cautivos se dan cuenta de que a pesar de que el país continúa sumido en la violencia de la guerra, ellos han vivido una de las más largas y dolorosas traiciones, defendiendo a un pueblo que ya sólo existe en sus memorias… y ahí comienza la parte más emotiva del film.
