Desde que Salma Hayek se dio a conocera lo grande con “Desperado” la puedes llamar “ladrona” y seguir mirando a los ojos de alguien que lleva cerca de una década robando los corazones del público. Ahora hay que añadir a esa larga lista de robos sus atracos en la pantalla, hecha una ladrona de joyas en “After the Sunset” y con Penélope Cruz como cómplice en “Bandidas”, su nuevo rodaje del que el título lo dice todo.
Juguetona, coqueta y a la vez resuelta, éstas son las características que mejor definena Hayek, una mexicana de 36 años que desde su llegada a Hollywood hace casi una década los ha dejado a todos sin habla.
La Pasión de Frida
“Los tengo confusos y desde `Frida´, mucho más”, agrega divertida. “Frida” es la niña de sus ojos, la película de su carrera que recuerda con más cariño y por la que se empeñó hasta las cejas para poder hacer realidad una cinta basada en la vida de la pintora mexicana.
La recompensa fue rotunda y valiosa, al obtener la primera candidatura al Oscar en la categoría de Mejor Actriz conseguida nunca por una intérprete mexicana.
Hayek probó con esa cinta, que se puede tener un cuerpo de quitar el hipo, una belleza sensual y ser a la vez una actriz seria, más allá de los estereotipos de “latina ardiente” con los que fue recibida en estaindustria.
Ladrona en La Playa
Pero no todo tiene porque ser tan serio y ahora la intérprete ha preferido disfrutar de un rodaje en el que los estereotipos abundan pero la diversión está garantizada.
“Siendo honestos, me he pasado tres meses en la playa, con mis perros, haciendo submarinismo que es mi pasión y encima me pagan por ello. Y de propina, tuve que besar a Pierce Brosnan. La cosa no está nada mal”, describe de su paso por las Bahamas para el rodaje de “After the Sunset”.
“Encima es una buena película”, añade de una cinta en la que interpreta a Lola, una ladrona de joyas que junto a su compañero de cama y robos (Brosnan) busca la jubilación en el paraíso, al menos hasta que la tentación aparece en la forma de un nuevo diamante.
Dirigido por Brett Ratner, el filme también cuenta con la presencia de Woody Harrelson y, sobre todo, de los paisajes paradisíacos de las Bahamas donde transcurre la trama.
Pero la mirada del espectador no tendrá ojos para otra cosa que el cuerpo de Hayek, en la mejor de sus formas y cubierto por los bikinis más pequeños.
“No es que mis papeles sean más sexy. La sexy soy yo”, aclara coqueta sin tomarse a mal los comentarios sobre su cuerpo, menudo pero con todo el fuego que pueden marcar esas curvas.
Muy al contrario, esta vez Hayek entra al trapo y si le preguntas si alguna vez se ha sentido incómoda rodando esas escenas con tan poca ropa su respuesta no deja lugar a dudas: “Más incómoda me sentiría en la playa con un abrigo de pieles”.
“Lo peor son las escenas donde tienes un diálogo absurdo. Eso sí que es incómodo de rodar”, agrega como una profesional. Y, ¿si tiene que rodar un mal diálogo en bikini? “Entonces lo del diálogo no es tan malo porque te distrae de las preocupaciones que todos tenemos sobre nuestro cuerpo”, añade.
En Cuerpo y Alma
Nacida en Coastzacoalcos, en Veracruz, México, sus palabras no son las propias de una jovencita que fue a la escuela católica en Texas. Claro que dos años más tarde de su ingreso fue expulsada del centro.
Tampoco suena como esa actriz que cuando despuntaba en México, con telenovelas como “Nuevo Amanecer” y “Teresa”, dejó atrás ese éxito incipiente en su país natal al notar que la querían más por su cuerpo, que por su talento. Hayek suena más bien como esa actriz que sabe lo que vale y que ya lo ha demostrado. Alguien que tiene al mundo a sus pies y el futuro por delante.
“Yo diría que soy alguien que no dejo nada a medias. Que me entrego en cuerpo y alma a todo lo que hago”, se describe antes de echar una mirada de esas que taladran por encima de sus gafas de sol para añadir: “Incluso si se trata de algo comercial. También le echo toda la pasión”.
Si alguien piensa criticarla por bajar el listón a nivel de calidad en su carrera, mejor será que prepare los guantes porque Hayek está dispuesta a pelear.
“Los hay que hacen algo y se repiten toda su vida, pero a mí me gusta la aventura, probar cosas diferentes”, añade encorsetada en un atrevido corpiño de “Versace” que no duda en mostrar por todos los lados hasta que encuentra la etiqueta que prueba la marca.
En su opinión “sería una infidelidad” hacia “Frida” intentar repetir un proyecto similar. Pero en medio de sus películas comerciales, Hayek no logra esconder del todo sus maquinaciones, pensando ya en otro proyecto personal.
“Además no sé de qué hablamos porque después de `Frida´ tuve otro gran reto como fue el de dirigir mi primera película”, recuerda en referencia a “El milagro de Maldonado”, telefilme junto Ruben Blades y Peter Fonda que pasó desapercibido a pesar de las buenas críticas.
Otro de sus proyectos inminentes es la película de animación “Sian Ka’an”, del realizador español Raúl García, donde ha grabado su voz en inglés y español y para el que tendrá que cantar junto al tenor Plácido Domingo, otra de las voces de este filme que transcurreen unas Ruinas Mayas del este de México.
“No me recuerdes lo del canto que se me va la voz”, bromea sin atreverse a pensar en el reto en el que se ha metido. En su afánde diversificar, también se ha embarcado en la adaptación para la televisión estadounidense de su telenovela preferida, “Betty la fea”, un trabajo que realizará mediante su compañía de producción, pero donde no trabajará como actriz “para evitar los estereotipos”, bromea como si se la pudiera llamar fea.
Junto A Penélope
Pero, ahora está volcada en su nuevo rodaje, “Bandidas”, en el corazón de México, en medio del desierto de Durango, lejos de los “paparazzi” y junto a su amiga del alma, Penélope Cruz.
“Es una comedia del oeste en la que nos pasamos el día peleando en la película, porque en la vida real el reto es llegar al final de la jornada de lo mucho que nos estamos riendo”, reconoce.
Un trabajo que incluye un descanso diario para volver a ver la serie “Sex and the City” y luego comparar el episodio del día con sus experiencias personales.
“No sé como quedará el filme, pero es bueno para nuestra amistad”, añade risueña.
Prensa Que Descorazona
Con Penélope Cruz hablará de todo pero con la prensa prefiere no hablar de amores, asediada siempre por los “paparazzi” y cansada de que sus declaraciones se tergiversen.
“En México son los peores. Es bastante trágico. Al menos podían aprender a sacar fotos porque son siempre tan malas”, comenta en esta ocasión con mucha seriedad y un nuevo cigarrillo en sus labios.
Hayek es afable pero se guarda una carta en la manga, porque cuanto más pública es su imagen, más privada es su intimidad. En su opinión, una cosa es su imagen pública en la portada de las principales revistas, al frente de una lista cada vez más numerosa de películas y el rostro de Avon para el mercado hispano.
Otra muy diferente es su vida privada. “De ésa no saben tanto”, afirma. “Todas esas revistas saben de mi fama pero no de mi vida”, agrega misteriosa.
Pese a su deseo de guardar esta parte de su vida para ella misma, llegado el momento de las confesiones, Hayek reconoce que su último romance ha llegado a su fin.
Se trata de la relación con Josh Lucas, el actor con el que comenzó a salir en agosto de 2003 pero del que se ha ido distanciando con unos rodajes cada vez más continuos y lejanos que han separado a esta pareja.
Una distancia agrandada por el odio que Hayek siente por Internet, una forma de comunicación rápida y global pero que la actriz no encuentra nada personal.
“Te falta la letra, el olor de la tinta, la mancha de café o los garabatos a pie de página. Llámame antigua pero yo prefiero las cartas. Y todavía escribo alguna de vez en cuando”, admite.
Cartas que tendrán como dirección del remitente a su paraíso personal lejos de las Bahamas, pero a sus ojos un lugar igual de idílico. Se trata de su granja en las montañas del estado de Washington en Estados Unidos, país del que ha conseguido la nacionalidad y donde cuenta con un hogar que comparte con sus pollos, sus caballos y sus cinco perros.
¿Un paraíso a prueba de hombres? “Tampoco estaría nada mal tener a alguien a mi lado pero parece que en mi vida lo único que aumenta es el número de cachorritos”, resume de un lugar que llama hogar.