A pesar de que mucha gente habla de la cinta de Michael Mann como la película “que pudo ser”, por los destellos de genialidad que en ella se atisban y no por lo que es la cinta en sí, es justo revalorar a este trabajo tanto por el riesgo estético de rejuvenecer el cine de gángsters desde la cinematografía digital, tanto como por el excelente trabajo de sus protagonistas.
La historia sigue a John Dillinger (Johnny Depp) y a su banda de asaltantes, quienes a base no solo de ingenio, sino también de carisma, se convierten en una especie de héroes para una nación sumida en la depresión económica, que ve en las acciones de Dillinger una especie de venganza en contra de los bancos que han arruinado al país de aquel entonces.
Sin embargo, lo que para el publico general es una serie de aventuras de la vida real con las cuales sobrellevar la miseria cotidiana se convierte en una verdadera cruzada para J. Edgar Hoover (Billy Crudup), el entonces jefe del FBI quien nombra a Dillinger enemigo público numero uno y asigna al agente Melvin Purvis (Christian Bale) la formidable tarea de apresarlo. Pero, a pesar de la tenacidad de Purvis, Dillinger sigue haciendo de las suyas sin lograr ser apresado, hasta que una serie de traiciones y unos pistoleros recién reclutados logran cambiar la suerte del escurridizo asaltante.
Aunque a lo largo de la cinta también vemos la caída de Pretty Boy Floyd y Baby Face Nelson, es la batalla entre el hermético y formal Purvis contra el impetuoso y apasionado Dillinger lo que le da a la historia la dinámica necesaria para poder funcionar. Ello no impide que la química entre Billie Frechette (Marion Cotillard) y Dillinger también se adueñe de nuestra atención repetidamente. Entre los extras se cuentan un audiocomentario del mismo Michael Mann y los detrás de cámaras “Larger than Life Adversaries”, “Michael Mann: Making Public Enemies”, “On Dillinger’s Trail”, “Criminal Technology” y “Last of the Legendary Outlaws”.
