Resulta inevitable hablar de religión cuando se trata de Jim Caviezel (Mount Vernon, Washington, 1968), el hombre que se ofreció para protagonizar una de las películas más debatidas de la última década, “La pasión de Cristo” de Mel Gibson, aquella interpretación explícita y gráfica hasta el extremo de los últimos instantes, crucifixión incluida, del hijo de María y José.
Y más, cuando está a punto de estrenar otra cinta que le pondrá en el ojo del huracán, “La verdad de Soraya M.”, la historia de la lapidación de una presunta adúltera en el Irán del fundamentalismo y la opresión.
Caviezel, nacido en el seno de una familia católica a ultranza, que nunca vio con buenos ojos su huida a Los Ángeles para volverse actor, asegura que lo suyo no es llamar la atención, sino más bien una búsqueda de la verdad a través del cine, “por muy dolorosa que pueda ser”.
La religión ha marcado su vida y su carrera. Ahora, Jim Caviezel vuelve por sus fueros con “The stoning of Soraya M.” ( “La verdad de Soraya M.”), una cinta sobre la brutal lapidación de una mujer inocente.
TRAS EL VELO DE UNA DOLOROSA REALIDAD
“Y esto no es más que un relato basado en hechos reales, algo llevado a cabo por religiosos que cometieron un crimen monstruoso”. Se refiere a la muerte a pedradas, después de ser enterrada hasta la cintura, de Soraya, una mujer asesinada por cocinar para otro hombre y acusada de adulterio. Caviezel, de 42 años, casado y con dos hijos adoptados —ambos con un tumor cerebral cuando fueron recibidos por el matrimonio en su rancho al norte de Los Angeles— interpreta al periodista francés que intentó salvarle la vida, y que poco después publicó un libro sobre su experiencia.
El protagonista de “Angel eyes” y “The thin red line” sabe, por supuesto, que la cinta lleva una crítica implícita al fanatismo religioso del que ha sido acusado en diversas ocasiones. “Al final, lo único que intento es hacer lo adecuado en la vida”, dice el actor por teléfono desde su casa en Conejo Valley, al norte de las playas de Malibú. “No veo cómo el ser católico o cristiano puede ser algo malo. Hay 2,800 millones en el mundo, pero parece que la prensa no nos da el tratamiento que nos merecemos, incluyendo al Papa”.
Pese a todo, dice que prefiere huir de controversias. “La realidad es que ando buscando comedias para darle un giro a mi carrera”, justifica con una risa. “Tampoco creo que todas las controversias sean demoníacas”.

UNA ESTRELLA SUI GENERIS
Hoy no está en quinielas para los Oscar ni comparte el cartel de pesos pesados como Pacino, De Niro, Tom Cruise o Tom Hanks, pero es una estrella a su manera. “Cuando me olvide, me darán el Oscar”, bromea Caviezel, convencido en el fondo de que su participación en “La pasión de Cristo” le cerró las puertas de la Academia. “Aquí odiaron tanto la película que no creo que me den jamás un Oscar”.
Le queda una apariencia intachable a sus 42 años —nombrado por la revista ‘People’ como uno de los hombres más atractivos del mundo— y su fe inquebrantable. En ese dogma radica la contundencia de sus respuestas, atípicas en una estrella de Hollywood cuando de juzgar su carrera se trata. No titubea como Kim Basinger sobre “Nueve semanas y media” o Demi Moore con “Ghost”. “Para mí no hay duda: “La Pasión de Cristo” es lo más importante que he hecho y que haré en mi carrera. No hay nada más grande que interpretar a Jesús. Con esa película logré hacer cine más allá del cine, un título que provocó una cobertura sin precedentes en todo el mundo”, explica satisfecho. “Antes mencionábamos a Rubio. Todo lo que tenía yo que hacer era meter esa canasta, y eso fue lo que hice”.
Su devoción por la religión es de las pocas cosas que han cambiado desde que salió de su pueblo rumbo a Los Angeles. Como era de esperarse, poco a poco fue cumpliendo sus, con papeles de poca enjundia al principio como el primero en “My own private Idaho”, con el desaparecido River Phoenix como protagonista, para después meter la cabeza en el mundillo televisivo con papelitos en “The Wonder Years” o “Murder, She Wrote”. Hasta que Jennifer López lo elegió a dedo para compartir fama y gloria en “Angel Eyes” en 2001 y pasar a formar parte de las ligas mayores de Hollywood.
UNA PASION POR LA ACTUACION
¿Siente que la película le hizo variar su perspectiva sobre la religión?
En realidad me siento sometido a un interrogatorio sobre mis creencias —dice midiendo cada palabra, aunque súbitamente incómodo con la conversación—. El tono de los periodistas con este asunto, siempre es inquisitivo.
No son los periodistas sino los historiadores los que aseguran que las religiones han sido causantes de millones de muertos y cientos de guerras. ¿Qué le parece la afirmación?
Déjeme preguntarle. ¿Con cuánta gente acabó la Inquisición? ¿Quizá mil millones de personas? puede ser, pero con Mao Tse Tung fueron 70 millones, y quizá unos cuantos más con Hitler, no lo sé. Eso es lo que he oído. ¿Y unos 10 millones bajo Stalin?, al menos, eso creo. Así que no parece que sea solo algo religioso.
¿Y el Islam, le parece una amenaza?
No, no lo siento como una amenaza. La gente tiene que encontrar la verdad pero no matar a gente por buscar la verdad. Si eres una persona que se cambia de religión, no deberías estar amenazado.
¿Siempre ha tenido debilidad por los papeles complicados o simplemente le llovieron?
Conocía al productor de ‘La pasión de Cristo’ cuando había otro actor que por cuestiones de controversia decidió abandonar la película. Al final, llegó a mí de nuevo y cuando leí el guión, seis horas mas tarde, decidí que era mío. Creo es una muy buena película, una cinta del pueblo y que habla de la palabra obediencia, un término poco respetado. Hay otras palabras más populares como liberación, pero ¿tenemos la libertad de liberarnos de Dios?