John Malkovich también hace su debut como director, con una adaptación de la novela de Nicholas Shakespeare, en la que a pesar de tratar un tema muy latinoamericano (en un país supuestamente ficticio), todos los personajes hablan inglés. La historia nos presenta a Javier Bardem interpretando a Agustín Rejas, jefe de la policía de este país ficticio en donde un misterioso líder llamado Ezequiel, ha comenzado una revolución apoyado en practicas terroristas y una gran parte de los indígenas de la nación. Rejas, un hombre honesto dispuesto a cumplir con su deber y de paso evitar el derramamiento de sangre por parte del sector militar, sufre mientras trata de atrapar a Ezequiel, teniendo que lidiar con la corrupción de sus jefes y el gobierno de su país. Es por eso que Yolanda, la instructora de ballet de su hija, se convierte en un oasis en medio de todo este sangriento caos.
El problema de la película, es que a pesar de que apenas pasa de las 2 horas de duración, se siente eterna en varias de las partes, cuando el ritmo de la cinta cae para hacernos conocer más detalles acerca de la vida de los personajes y la historia. Y aunque el giro del final casi rescata a la película, ésta vuelve a caer en una cadencia casi somnífera que no rescata, ni la actuación de Bardem, ni el baile de ninguna bailarina.