La nueva cinta de Tony Jaa, que también es dirigida por él mismo, nos muestra que como artista de las artes marciales se encuentra a la altura de los mejores del mundo y que en el futuro hablaremos de él como uno más, a la par de Bruce Lee, Jackie Chan y Jet Li.
Aunque en su debut como director ha querido hacer una película que redefina la tradición de cintas de acción de este tipo, existe un gran hallazgo que es a la vez el más grande obstáculo para que la realización funcione completamente.
“Ong Bak 2: The Beginning” es una cinta que es precedida de grandes ideas, pero que al final lo deja a uno con una sensación de vacío en el estómago, ya que a pesar de durar casi dos horas, se siente como la mitad de una película y eso se debe a que el conflicto final no se resuelve del todo, sino que nos deja con uno de los “cliffhangers” más grandes del año (y uno de los más difíciles de digerir).
Pero, volviendo a lo que es la cinta en sí, podemos decir que Tony Jaa se encuentra haciendo historia con esta producción, ya que es una película en la que su protagonista principal hace uso de una infinidad de técnicas que no solo tienen que ver con la lucha, sino también con el baile y en donde al igual que en “Ong Bak” y “The Protector”, muestran una intensa parte mística que en esta ocasión no tiene tanto que ver con los elefantes, sino con la mala energía que puede traer el odio y la venganza.
En “Ong Bak 2” el protagonista no consigue la venganza, a pesar de su entrenamiento y a pesar de la obvia maldad de sus enemigos. Es una cinta más interesada en mostrar la inutilidad de la venganza para conseguir la paz espiritual y es una cinta que propone que después de casi dos horas de golpes, explosiones, luchas con cocodrilos a mano limpia, espadazos, patadas, brincos, carreras arriba de una manada de elefantes y rarísimas iniciaciones espirituales, el viaje del protagonista ha sido en vano… ya que al igual que Darth Vader, solo ha conseguido llegar al lado obscuro de la fuerza.
Con todo lo dicho anteriormente, yo reto a cualquiera a verla sin llegar emocionarse y quedarse anonadado ante el talento de Jaa, a quien quizá le falte madurez como director pero que como artista del mundo de las artes marciales en la pantalla grande es quizá el mejor del mundo.
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