Con las actuaciones de Vince Vaughn, Jason Bateman, Jon Favreau, Malin Ackerman, Kristin Davis, Kristen Bell y un guión de la autoría de Jon Favreau, Vince Vaughn y Dana Fox, la cinta “Couples Retreat” es casi infalible en su tarea de presentar una comedia acerca del conflicto de parejas que se encuentran en la encrucijada de haber perdido la chispa que los empujó a la vida conyugal en la vida de adultos.
La dirección de Peter Billingsley es muy atinada durante la mayor parte del desarrollo del relato y al mismo tiempo que nos comunica la desesperación de una pareja por tratar de salvar su aparentemente exitoso matrimonio de la ruina (realidad que evidencia las fallas de otras parejas) y los sinsabores de la mayoría de los matrimonios, también atina a ser infantil cuando es necesario, para balancear el agridulce emocional de la película (como lo muestra el duelo de Guitar Hero en la segunda mitad de la cinta).
Básicamente, la historia nos muestra a un grupo de tres parejas que son prácticamente arrastradas por la pareja formada por Cynthia y Jason (Bell y Bateman) con el fin de tomar una necesaria vacación en una isla paradisíaca, mientras reciben asesoría matrimonial para poder rescatar su matrimonio. Todos acceden de manera reluctante, pero en gran parte son convencidos por el gran ahorro que representa el viajar en grupo… pero como es de esperarse ¡lo barato sale caro!
A pesar de que es agradable ver a Jean Reno ejercitando sus músculos cómicos (y que conste que no dije sus cómicos músculos), la mejor sorpresa corre a cargo de Carlos Ponce, en el papel del entrenador de yoga “Salvadore”, quien con su actitud de pavorreal hippie logra muchos de los mejores momentos de la producción y que debería merecerse su propia película en alguna otra ocasión.
La gran falla de la cinta es la manera como se resuelven la mayoría de los conflictos hacia el final de la cinta, en particular el del matrimonio afroamericano donde prácticamente de la nada la mujer termina convirtiéndose en una esposa comprensiva, al igual que es criticable que a lo largo de la duración del film se rellene de clichés culturales a una cinta que podía vivir sin ellos. Con todo y esto, las locaciones paradisíacas y el buen ritmo de la mayoría de la cinta la hacen una buena opción para ir al cine en pareja, siempre y cuando se entienda que se trata solo de una película y no de una lección pedagógica conyugal.
