Su nombre representa uno de los pilares fundamentales del rock argentino. La proyección internacional le fue esquiva por muchos años. A partir de los noventa, comenzó a descubrirse a Iberoamérica. Los Grammy Latinos le han dado la oportunidad de llegar a nuevos escenarios y reinventar para reinventarse.
Historia Con Muchos Desenlaces
“Voy a hacer la primera campaña mundial contra el jinete”, bromea Spinetta mientras enciende la hornilla para preparar té. En la cocina atesora parte de su historia. En especial, hay una repisita que testimonia mediante retratos su paso por Pescado Rabioso e Invisible –dos de sus viejas bandas–.
“Disculpá el desorden, ésta es la casa de un músico”, manifiesta con los hombros encogidos. Del otro lado de la puerta está su estudio de grabación. Dante, su hijo, lo ocupa en un ensayo. “Él es un gran artista, ¿conocés su trabajo?”, pregunta orgulloso. Además de su reciente disco como solista, y de su pasado como Kuryaki, también compone para su padre. De tal palo, tal astilla.
Para los árboles se titula la nueva producción de Luis Alberto. “En ella hay menos violas que en Los ojos o Silver sorgo, y a la vez hay guitarras acústicas que no tuvieron estos dos. Pero la diferencia es muy sutil. Lo que aspiro es a que tenga impacto, que las canciones parezcan nuevas, como de otro artista. Sería lo ideal”.
Para describir el trabajo, la trayectoria y el impacto de Luis Alberto Spinetta en la música popular contemporánea argentina habría que evocar, prácticamente, toda la historia del rock nacional. Son más de treinta años, y él, uno de sus principales exponentes. Aunque no siempre lo consiga, trata de zafarse de ese pasado. No lo niega. Sin embargo, prefiere concentrarse en el presente.
“Me resulta imprescindible tocar lo nuevo para los más jóvenes. No consigo tantas oportunidades. Creo que estoy en mi derecho de mostrarles lo último para comunicarme con ellos instantáneamente. Para encontrarse conmigo, lo pueden hacer en mi presente. No puedo mezclar las épocas como si fuera un historiador. Estoy viviendo mi vida. Consta de querer hacer las cosas como a mí me gusta. Hacer bandas del pasado no me da ningún aliento, nada más que el festejo y el homenaje. Los músicos de esos grupos saben que soy así. Quizá en algún momento tenga mi get back. Pero ahora no. Tengo mucho para dar”.
Cruzando El Océano
Viejas canciones se llama la compilación que introduce a Spinetta en España. “Le hice una propuesta al sello, en cuanto a la selección del repertorio, que creo que aceptaron. Estoy muy contento con ella”.
Después de décadas de trayectoria, finalmente puede acercarse al mercado ibérico. Si bien es un mito dentro y fuera de su país, su proyección internacional comenzó retrasadamente. Mejor tarde que nunca. “Andrés Calamaro y Charly García son muy conocidos allá. También pasa que nuestra aproximación con España es reciente. El rock argentino nunca tuvo como referente al español. La historia no miente en ese sentido. Por eso, creo que cualquier momento es bueno para ir y cantar. Mi humildad es total. Yo me hago desde bien de abajo”.
De España destaca el trabajo de composición de Alejandro Sanz. “He visto canciones de él muy buenas. Tiene una lírica en la que el idioma brota, y la música es muy linda. Es más de lo que es el estándar, y eso es muy loable”.
El uso del castellano es una de sus preocupaciones. “Siento que su riqueza se somete al sustento y a una letrística barata para vender discos. Si agarrás y musicalizás poetas, no te va a alcanzar la música. Hay que ir a la canción en sí”.
Poeta y Anarquista
Sobre su veta poética, en 2003 reeditaron su libro Guitarra negra. “Mi poesía va más allá de los autores que leo, y que me pueden sugerir ideas que la alimenten. Es una forma también de no ser uno. No me importa ser el primero ni el último en la fila de ningún célebre”.
Heliogábalo o el anarquista coronado, de Atonin Artaud, impulsó a Spinetta para la realización del disco Artaud, uno de los elepés más revolucionarios e influyentes del rock argentino, y que en 2003 celebró tres décadas de su publicación. “Hay que releerlo. Esa obra me llenó de mucha emoción. Es un libro muy bueno ahora y siempre”.
Spinetta prepara su próximo larga duración. “Tiene temas que arrancan desde otras claves. Muchos más aéreos aún que Para los árboles. Hay tonadas más corredizas. Estoy trabajando en la composición del disco. También hay un plan de trabajar con Fito Páez, y quizá parte de ese material se vuelque ahí”.
Amor Para Ofrecer
Para Luis Alberto, “El Flaco”, existe un pensamiento político constante que se releva en actitudes y en la forma de construir la música. “Si querés hacer algo muy bueno, con el corazón, eso de por sí es político. La fuerza política más grande que hay es el amor. Eso es lo único que tengo para ofrecer. Hay mucho rock en Argentina, y yo no quiero hacer el mismo rock que hacen los demás. Eso es político. Hacerlo bien también es lindo y político”.
