Brillante afroamericanismo

By Pablo Scarpellini. Los AngelesMarch 1, 2016AB's Top Picks, Cine
By Pablo Scarpellini. Los Angeles | March 1, 2016

Chris Rock triunfó con su actitud desenfadada y sus chistes ácidos sobre el tan traído debate racial

Históricamente siempren triunfan los premios. Lo demás suele ser adorno superfluo con tendencia a caer en el olvido a las pocas semanas, motivo efímero de conversación en las frenéticas redes sociales. Y poca cosa más. Pero lo de ayer fue distinto porque sobre el escenario pasó uno de los tipos más brillantes que han manejado los hilos de una gala de entrega de galardones de la Academia de Hollywood, un Chris Rock tan suelto y confiado como sus balazos verbales a la grada, demostrando ser tan inteligente como buen estratega a la hora de plantear una cuestión que por otra parte era inevitable: el afroamericanismo de la industria, o más bien su ausencia.

Soprendió a propios y extraños al darle la vuelta la tortilla, arrojando piedras contra los que montaron semejante revuelo por la exclusión de todos los nominados de color de las candidaturas individuales al Oscar, el motivo de tanta presión sobre sus estrechas espaldas. Lo primero que hizo, vestido de riguroso blanco de cintura para arriba, fue desdramatizar el asunto.

“Que ahora estemos tan preocupados por la discriminación de los afroamericanos o el boicot de algunos de ellos a esta gala es buena señal”, dijo. “Antes teníamos más importantes de las que ocuparnos, que no nos colgaran de un árbol, por ejemplo. Estaban demasiado ocupados siendo violados y linchados para que nos importara quien ganó el premio al mejor cinematógrafo”.

Después siguió hablando del cabreo del personal, de la gente que le pidió que lo dejara, que hiciera un boicot, “como si fueran a cancelar la ceremonia”. Y se burló a fondo de Jada Pinkett-Smith, preguntándose si no es esa actriz de televisión como previo paso a decir que ni siquiera estaba invitada. “Es como si yo quisiera boicotear la ropa interior de Rihanna, no estoy invitado”, apuntó ante la carcajada generalizada. “Y creanme que no es una invitación que rechazaría”.

Su monólogo fue brillante, producto de años de stand up comedy, de saber muy qué decir en todo momento. Y no paró ahí, con golpes bajos a la comunidad asiática que no sentaron tan bien y con montajes de vídeo sobre las películas nominadas, siempre con el asunto de los afroamericanos de fondo.

Pero no fue solo Rock. Fue una ceremonia con el asunto de la negritud coreado a los cuatro vientos, con el actor y comediante Kevin Hart sobre el escenario aportando lo suyo. También se apuntó Whoopi Goldberg con un sketch simpático sobre la omisión de actores negros de las principales películas protagonistas. Y Cheryl Boone Isaacs, la presidenta afroamericana de la Academia, con un discurso sobre las medidas adoptadas para que esto no vuelva a suceder. Será difícil.

Lo demás, lo de los premios digo, fue el mismo tedio habitual, con una ceremonia siempre demasiado larga y donde cada vez es más evidente que sobran algunos galardones. Bien se podrían entregar en una gala previa, como se hace en los Grammy para que no se eternicen entregando distinciones.

Cuando el asunto empezaba a coger ritmo con el sexto Oscar para “Mad Max”, se entró en una espiral de números musicales y repasos a los que ya no están que emuló el aburrimiento de otros años. Quizá eso explique los bajos números de audiencia pese al excelente papel de Rock, con el peor desempeño en siete años, de acuerdo a los resultados preliminares, lo que complicará y mucho que el comediante y actor pueda repetir el año que viene.

También están los que dicen que lo del tema del racismo fue excesivo, que le podían haber bajado un poco al asunto. La mala noticia para ellos es que es probable que sea un tema recurrente. De acuerdo a los números revisados por el Los Angeles Times el lunes por la mañana, el 91 por ciento de los miembros de la Academia son de raza blanca.

Los últimos minutos fueron quizá los mejores con la entrega del Oscar a mejor actor a un hombre que llevaba años intentándolo. Leonardo DiCaprio lo consiguió al quinto intento, aprovechando la coyuntura para hablar de lo suyo, que no es el asunto racial sino el cambio climático. “No debemos tomarnos este planeta a la ligera. Yo no me tomo a la ligera lo de esta noche”.

(Photo: Robert Hanashiro, USA TODAY)