Hemos pasado bastante tiempo hablando con Marcelo Cunning, el “pater familias” de todas las sucursales de la Nacotheque, concepto creado al lado de Amylu Meneses, su socia en el crimen de expandir el imperio de las nuevas noches alterlatinas en Nueva York y otras tierras. Como no hay frase para desperdiciar en la plática de Marcelo, aquí les dejamos la primera parte de la entrevista en donde nos detalla la génesis de Nacotheque y los problemas que enfrentó su revolucionario concepto de mezclar música nueva y buena, con música que desafiaba a su audiencia a confrontar sus prejuicios snobs, admitir su “naquez” y reinventar el antro latino desde la Gran Manzana.
I
Pues, yo de hecho vivía en California. Nací en México, pero desde que yo era un chavito mis jefes se mudaron a California y yo empecé a salir cuando tenía como unos 13 años. Usaba la mica de mi compa que tenía una foto que se la tomaron cuando tenía como 12 años y entonces podía ser cualquiera, en verdad. Entonces, con la ID de este cuate me metía a todos los antros y me iba a todos los shows punkis y a todos los raves en los 90, porque ya sabes que en los 90 los raves era lo que hacía uno. Desde ahí fue cuando agarré la onda de saber que lo que me gustaba era la música y salir y divertirme.
Desde chavito yo tenía grupos y empecé a hacer fiestas en California, pero todo era basado en el indie y en el electro que salía de Inglaterra y Estados Unidos, cosas como Ladytron y ya sabrás. Me iba chido, tenía la fiesta en California y todo estaba bien y ahí fue cuando se me vino la idea de que yo siempre había sido fan de toda la música. El primer cassette en el que yo me gasté mi lana fue “Re” de Café Tacuba y siempre había sido fan de todo lo que salía, desde Alaska y Dinarama hasta Los Prisioneros, entonces yo ya venía a las fiestas de los gringos con todo tipo de música, pero al mismo tiempo me daba cuenta de cómo se tocaba el rock en español en todos los clubs de Estados Unidos, siempre con las mismas canciones, “Afuera” de Caifanes, “Entre Dos Tierras” de Héroes Del Silencio, “Matador” de Fabulosos Cadillacs y entonces pensé que la única manera en que iba a funcionar algo nuevo, era poniendo toda la música vieja y toda la música nueva, además de las cosas divertidas, mezclando cumbias y cualquier otra cosa que se cuele por ahí.
II
Entonces, ya estaba cansado de California. Me mudé a Nueva York, e hice la primera fiesta en el lugar que se llama Cake Shop, que es un antro que ni siquiera es antro, es más bien una barrita súper pequeña que le caben como 50 personas y lo quise hacer ahí para empezar porque es un lugar súper “snob”. Es más como un lugar para los grupos gringos indies y experimentales y pensé, “para que la gente tome esto en serio no puede ser en un barrio latino y tampoco puede ser en un antro “latinoso”, porque si no vamos a volver a caer en lo mismo.
También la idea fue tratar de vendérselo a los gringos, ya que los gringos pueden escuchar a Serge Gainsbourg que canta en francés y que ellos piensa que es la gran mamada, entonces le debe aplicar el mismo concepto pero a otras bandas. Entonces, monté la primera fiesta y en la primera fiesta llegó Amylu, que en esos días trabajaba con otros promotores que hacían clubs y fiestas muy cabrones en Nueva York y ella sí entendía lo que quería hacer. Me decía, “yo viví en España por un tiempo y me encanta la música”, entonces le platiqué todo mi concepto, yo acababa de llegar a Nueva York y sólo conocía a dos personas y no las conocía muy bien. Una era la ex novia de un amigo mío y la otra era la chava que iba a ser mi roomate. Entonces decidimos juntarnos y preparar esta fiesta y ella decía que a conocía mucha gente y así empezó Nacotheque.
El primer año invitamos a todas las bandas de por aquí que tenían algo que ver y de ahí empezamos a contactar a mucha gente, cuando venía alguien de gira venían para acá. Pero la verdad es que al principio la misma gente era escéptica.
III
Recuerdo que vino a tocar Zoé y contactamos a los managers para traerlos a la fiesta y ayudarles con la promoción del evento, diciéndoles que era un evento completamente diferente. Pero el escepticismo seguía, también contactamos a las disqueras que iban a sacar discos de artistas que nos gustaban y no nos querían mandar ni siquiera material promocional para regalar en nuestras fiestas. Eso se me hace chistoso, porque muchas veces los artistas quieren trabajar como lo hacen los grupos independientes gringos. Aquí en Nueva York hay muchas bandas de grandes disqueras que tocan shows gratis porque saben que es promoción, pero el artista latino no entiende eso. Es muy común que alguien quiera hacer cosas para ganar promoción para el artista y que el artista conteste, “bueno ¿y cuánto nos van a pagar?” Y hay que explicarles que si nadie está ganando dinero ¿cómo vamos a hacer para pagarles?
IV
En fin, poco a poco fue mejorando y no fue hasta un año después cuando ya nos quedamos en Fontanas. Fue difícil, porque el problema es que aquí en Nueva York nadie te quiere prestar un lugar el fin de semana, especialmente en Manhattan. No importa qué tan feo este el lugar, porque el viernes y el sábado es el día que ellos saben que van a sacar lana.
Entonces, empezamos en un antrito en el East Village que era de unas chavas y ahí hicimos tres fiestas y se puso muy cabrón y ellas fueron las que nos dijeron que tenían otro lugar que se llamaba Fontanas que era un lugar interesante, porque cuando llegas desde afuera no te das cuenta que el lugar está ahí. Cuando llegas, hay una barra súper larga y luego tienes que pasar por una puerta que te baja hacia el sótano… y al principio nosotros no estábamos seguros de si iba a funcionar, pero la verdad es que cuando estás adentro te das cuenta de que el lugar está cabrón, tiene su escenario y en fin, está chido el lugar. Además de que a la hora de tener un grupo, el set up estaba muy bien y la gente tiene luces para bailar y decidimos intentarlo.
Empezamos en diciembre, que es el peor momento para empezar un antro en Nueva York ya que sólo hay un par de fiestas en esos días y los mejores días empiezan cuando llega febrero y todos los lugares están atascados.
V
Afortunadamente, nos empezaron a dar mucha prensa en medios como el Village Voice, el NY Times y a partir de ahí nos empezaron a contactar revistas para escribir perfiles acerca de nosotros y ahí fue cuando en realidad la Nacotheque agarró cabrón, ya nos contactaban artistas que iban a estar en Nueva York pidiéndonos que trabajamos con ellos, las disqueras nos mandaban discos, boletos para regalar para los conciertos, en fin. Pero en un principio sí fue muy difícil, porque nos anunciaban como una “fiesta latina”, y llegaba todos los güeyes que querían escuchar salsa y reguetón… la verdad es que Nueva York nunca había sido una ciudad para el rock en español, nunca venía nadie, los artistas venían a Chicago o a Miami, pero no venían a Nueva York.
Afortunadamente, estos últimos años ya se puesto mejor porque viene Kinky y viene Cafeta y les va mucho mejor. Creo que también es porque últimamente hay muchos poblanos y chilangos viviendo por acá.
Tenemos trabajando a la Nacotheque técnicamente cuatro años, los cumplimos el próximo febrero, empezamos en febrero del 2007.