Máscaras, personajes, llaves y vuelos por los aires, eso es la lucha libre mexicana la cual ha representado a México dignamente desde tiempo inmemorables. Por ello, la fotógrafa Lourdes Grobet rindió un merecido homenaje creando un portafolio lleno de fotografías donde muestra a los luchadores como nunca los habíamos visto, en sus hogares.
Desde muy pequeño seguí mucho la lucha libre, mi padre, por ejemplo, fue luchador profesional y fue gracias a él que nos interesó ese tipo de espectáculos. Aún recuerdo no salir de casa los domingos por la tarde porque transmitían películas donde el héroe no era uno que tenia poderes sobrenaturales o un multimillonario con tecnología de punta, sino uno que usaba una máscara plateada y unas mallas ajustadas. Sí, me refiero al hijo pródigo de la lucha libre mexicana y por mucho tiempo estrella del cine mexicano, El Santo.
El Santo lograba lo que ningún otro héroe podía, vencer a vampiros, zombies, momias y hasta la misma muerte sin nada más que su técnica de lucha a mano limpia, topes suicidas y candados. Digno representante de la escena cultural mexicana, El Santo junto a su archienemigo Blue Demon, marcaron a toda una generación. Así fue que la fotógrafa Lourdes Grobet decidió tomar la iniciativa de inmortalizar el otro lado de los luchadores, abajo del ring.
Su portafolio reúne una serie de fotografías de los luchadores que han dejado un legado, leyendas que aún siguen vivas solo en nuestra memoria; la lista la encabezan Tinieblas y Aluche, Mil Máscaras, Huracán Ramírez y Blue Demon, entre otros.
Por si eso fuera poco, Lourdes ha subido a su sitio web fotos increíbles de la audiencia que asistía a la Arena Coliseo, de los escenarios, los coleccionistas de corazón, las largas filas en las taquillas y hasta del audio donde se pueden distinguir las voces en el altoparlante ofreciendo comida, juguetes para los niños, recuerditos y más. Actualmente la lucha libre sigue viva. Asistir al recinto es una manera divertida y por demás folklórica de olvidarse del estrés.
La serie de fotografías de Lourdes nos muestran el lado que no vemos, el lado el humano de los gladiadores enmascarados, donde las patadas voladoras son puestas a un lado para pasar un momento de tranquilidad en familia.
