El negocio de detestar a Hillary

By Pablo Scarpellini. Los AngelesAugust 4, 2016Otro Rollo
By Pablo Scarpellini. Los Angeles | August 4, 2016

La mercancía con ataques sexistas a la candidata demócrata se venden como la espuma, desde camisetas hasta pegatinas para el coche

Del odio y el rechazo también se puede hacer dinero. Sirva como ejemplo esta campaña política protagonizada por personajes ampliamente impopulares como son Hillary Clinton y Donald Trump. Y si en anteriores ocasiones, las pegatinas para el coche descalificando al contrario estaban de moda, ahora se están convirtiendo en industria, con cuatro meses jugosos meses por delante, los que quedan hasta que se defina un ganador para la Casa Blanca.

Con Trump ya se sabe. Es un provocador nato que sale casi a polémica diaria, pero, curiosamente, es la ex primera dama la que se ha convertido en el verdadero motor de esta suerte de economía sumergida que se ha generado al calor de la carrera presidencial.

Los productos mofándose y humillando a la candidata demócrata son de una sorprendente variedad, desde camisetas hasta tazas para el café y pasando por productos para la cocina, como un cascanueces que se lleva vendiendo bien desde las elecciones de 2008, cuando Clinton compitió con Barack Obama por el privilegio de ser la nominada por el partido demócrata.

La gracia del aparatito es su mensaje subliminal, el hecho de que Clinton es buena “rompiendo los huevos” de sus oponentes, como se explica en una de las páginas web donde se puede adquirir. Estaba a la venta incluso en tiendas como Urban Outfitters hasta hace poco, una gran cadena de ropa en Estados Unidos.

También hay pins de solapa con mensajes sexistas por doquier. Como el especial de la cadena de Kentucky Fried Chicken: “Dos muslos gordos, dos pequeñas pechugas y un ala izquierda”, describiendo a la mujer del ex presidente Bill Clinton.
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Una campaña de ataques sin piedad a la ex secretaria de Estado donde el escándalo de Mónica Lewinsky ha jugado un papel importante. Los juegos de palabras a raíz de la felación que le hizo la becaria al ex presidente en la Casa Blanca son numerosos: “Good luck Hillary, don’t blow it” o “Hillary sucks, but not like Monica” son un buen ejemplo.

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Pese a lo humillante y ofensivo del asunto, hay muchos que han aprovechado la coyuntura para hacer negocio. Incuso mujeres que dicen apoyar a Hillary y que estuvieron presentes en la convención republicana de Cleveland de hace unos días. “Yo apoyo a Hillary”, decía una vendedora frente a su puesto de camisetas y pegatinas. “Pero una chica tiene que hacer lo que tiene que hacer”, es decir, sobrevivir.

Es un odio a la demócrata que se ha visto reflejado incluso en el cine. De momento, el documental “Hillary’s America”, que se estrenó el 15 de julio, es ya el más recaudador del año con casi 10 millones de dólares en el saco, una producción que dibuja un perfil corrupto de Clinton y la ataca por todos los flancos.

También hay libros que no serían del agrado de su principal víctima. Los hay incluso de corte infantil, como “The Wizard of Iz” y “The Gorax”, que han supuesto una importante fuente de ingresos para su autora, Loren Spivack, según le contaba al The Hollywood Reporter.

No hay duda de que se está moviendo dinero. Con una sola camiseta, en la que aparecen las caras de los dos candidatos y un mensaje, “Trump that Bitch” (Supera a esa zorra), ya se han generado 10.000 dólares en ventas desde que arrancó la contienda hace unos días, de acuerdo a Sam Constantino, que ha montado un negocio online para sacar tajada de este movimiento. “El material anti Trump no se vende. Es lo anti Hillary que se vende bien”, dice, unas 100 veces más, según sus cálculos.

Y lo que queda por delante para seguir vendiendo desprecio.

@pscarpe