La crisis relativa de Jennifer Aniston

By Pablo Scarpellini. Los AngelesMay 2, 2016AB's Top Picks, Cine
By Pablo Scarpellini. Los Angeles | May 2, 2016

A sus 47 años, la actriz californiana protagoniza “Mother’s Day”, una comedia romántica en un aparente punto de inflexión en su carrera

Con Jennifer Aniston en la sala, siempre se palpa la tensión. No importa el tema que le ocupe en el proyecto cinematográfico que acabe de protagonizar, porque la prensa siempre termina castigándola por donde más escuece. Con los años se ha vuelto una excelente fajadora de golpes, correcta y educada a la hora de contestar impertinencias, sin perder los nervios, aunque probablemente sientiendo su efecto.

Con esta cinta que ahora se estrena, “Mother’s Day”, haciendo de madre una vez más sin serlo, se ha tenido que enfrentar de nuevo al escrutinio de los medios que siempre aprovechan cualquier ocasión para ahondar en su vida privada, para perpetuarla en su papel de la “pupas” del Hollywood moderno tras aquel fallido matrimonio con Brad Pitt y Angelina Jolie de por medio. En Beverly Hills hace unas semanas, en una rueda de prensa multitudinaria en la que estuvo presente El Mundo, se volvió a topar con la cuestión, que para cuando un hijo, que si ya ha pensado en el nombre y que si no se le hace raro hacer de madre sin serlo. Lo dicho, golpes bajos que puede que estén detrás del indudable desgaste que se percibe también en pantalla.

Con esta ‘rom-com’ deslabazada y sin mucha fuerza cómica con la firma de Garry Marshall, Aniston parece haber comenzado a caminar por una pendiente, con la cuestión de saber si a sus 47 años le quedarán muchas oportunidades como primer espada, o si la empezarán a relegar al furgón de cola. Cuenta con que el público aún la quiere y eso es garantía para recibir ofertas y hacer caja en taquilla, aunque muchas de sus decisiones a la hora de hacer filmes no hayan sido muy acertadas.

“A Mother’s Day” y su trabajo en particular le han dado duro los críticos en Estados Unidos, satisfecha aún así con la elección. “Gary Marshall fue la principal razón de que dijera que sí, incluso sin leer el guión. (Marshall) Hace un trabajo fabuloso describiendo las distintas facetas de lo que puede ser una familia hoy”.

Aniston, que rozó la nominación al Oscar por su último trabajo notable, en “Cake”, se refiere al papel en este nuevo título, madre divorciada con dos hijos que tiene que bregar con la nueva esposa de su ex, una jovencita despampanante. “Creo que he sido un madre eternamente en películas”, dice con un indudable sarcasmo. “Sin embargo, siempre he tenido un respeto especial por mi madre y por ser madre soltera. Nuestra generación tiene un gran número de padres divorciados, así que por eso valoro el papel de las madres que tienen que pasar por eso”.

Y una vez abierta la veda, nunca falta la eterna cuestión de su valoración sobre lo que significa ser madre. Con el rostro enrojecido y tratando de obviar la indirecta, aseguró, recurriendo al cliché, que le parece “algo increíble” y que “nada me ha hecho cambiar mis sentimientos al respecto”.

Quizá por todo ese bombardeo huye de las redes sociales como de la peste. “Hay mucha presión ahí fuera. Digamos que es una parte del mundo que prefiero no explorar”.

La clave parece residir en rodearse de gente de confianza, como Jason Sudeikis, con quien comparte cartel por quinta vez en su carrera (Julia Roberts, Kate Hudson y Héctor Elizondo completan el reparto). “Nos lo pasamos bien juntos y me hace reír. Casi tanto que parece que tenemos un contrato. Son años de conocernos, de estar cómodos pese a los éxitos y fracasos, y todavía seguimos aquí”.

Por delante tiene dos proyectos, “The Yellow Birds” y “Office Christmas Party”, en un momento que algunos en Hollywood tildan de crisis de los 40, pero que de alguna forma se ha sabido tomar con deportividad. Si algún mérito indiscutible tienen Aniston es el de haber sabido sobrevivir a la presión, siempre con una sonrisa, entera y llorando tan solo entre bastidores. “He llorado profundamente”, le confesó en enero a The Hollywood Reporter. “He sentido una inmensa pérdida en mi vida. Cualquiera que haya sentido la clase de pérdida o de dolor que te arroja al suelo sabe lo que se siente”.

Pero al mismo tiempo se declara “inmensamente feliz”, con una fortuna que no baja de los 150 millones de dólares y la libertad para decidir sus próximos pasos. Lo suyo es una crisis relativa.